Arropada en el placer que desborda
de mis labios al temblar, puedo ver ese jugar de tu mirar basado simplemente en
el contacto visual directo a mis ojos, los cuales se encuentran ofuscados en gran manera por la luz del sol que despierta el desear de tus manos acariciando
todo mi cuerpo.
Entre curiosidades directamente
inversas a nuestras personalidades pero exactamente ocupadoras de nuestras
mentes y deseadas por el contrario, nos enredamos
entre el desear o el placer que nos podríamos producir si solo llegara a pasar
al pie de la letra aquel sueño que solo ronda en nuestra soledad, sueño que se
apodera cada noche de nosotros, aunque de maneras diferentes, pero nos
persigue. El hecho de pensar que con tus labios recorres cada centímetro de mi
piel logrando con ello el descontrolado entusiasmo de la misma, aquel que
acompañado de mi imaginación hace que yo responda de la misma manera que actúas,
solo que con un poco más de mesura, y todo por mi pudor.
A veces sintiéndome culpable de mis
pensares que son libres de ataduras, aquellos que solo reflejan el querer cumplir
una fantasía que haga realidad mi apetito y llene con eficacia y determinación
todas mis expectativas, puedo afirmar que en ocasiones me da miedo que al
intentar solo divertirnos por una noche esto se convierta en una rutina que nos
haga perder la noción del tiempo y más aún, perder la capacidad de la
determinación de cada una de las circunstancias que por delante nos esperan.
Y cómo mirarte si cuando tu mirada
choca con la mía es como si se volviera todo de revés y el destino no importará
y todo porque solo es inercia propia de los mendigos pasares de la vida, cómo
decirte que no quiero que este amor sea pasajero, que no nos importe actuar
como excéntricos deseadores de realidades inciertas en las que solo importa que
vayamos avanzando juntos, puedo esperar aunque el tiempo demore en llegar, aunque
se tarde hasta el final de la historia y,
si llegase ser verdad el que se convierta en algo más que un sueño, pues
aceptarlo.
Y aunque en dicho soñar nos tornemos enroscados como hiedras amorosas que plantan cara al
tiempo, rompiendo con cada adversidad, aceptando con ello curiosidades que a nuestras
desordenadas mentes llegan, dándole entrada a cada posibilidad que haga único
ese momento y pidiéndote que me lleves despacio, no por ello he dejado de
preguntarme, que pasaría si…
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