Puerto Plata, 17 de agosto del 2008.

Querida Nathalia:

Hoy volví a Puerto Plata, específicamente a Playa Dorada en busca de aquello que robo mi alma y mi corazón. Cada 17 de agosto vuelvo imaginando volver a verte mi querida. Lo he hecho así ya desde hace cinco años, mas sin embargo, no obtengo resultado. Cada día me levantaba con la esperanza de volver a ver tu piel morena y suave, tus ojos grandes y oscuros con un brillo infinito, que me llenaban de esperanza y vida. Me despertaba con el deseo de poder acariciar tu pelo ondulado con el dulce olor de los cocos, soñaba con tus labios y la indescriptible sensación de besarlos.

Has cambiando mi vida drásticamente, solía ser alguien que no disfrutaba de nada, alguien sometido a la rutina de las grandes ciudades, sin sueños, sin visiones y sin amor. Un robot esclavizado por el dinero y ni siquiera por el deseo de gastarlo. Nunca pensé que un verano me llenaría de vida, jamás imagine que existía alguien con un corazón tan grande que me haría volver a soñar. Recuerdo ese día 17 el cual decidí caminar por Playa Dorada, solo sentía las caricias del fresco aire, el cálido sol sobre mí y el relajante sonar de las olas colisionando con la orilla. En ese momento decidí cerrar mis ojos y caminar, como tonta mi decisión ingenuamente choque contigo y este choque significo el cambio de mi vida para siempre.

Debo agradecerle a este ambiente por darme la oportunidad de verte, por ser testigo del renacer de un humano y su corazón esclavizado. Aquí suspire y ame como nunca lo imagine. Este, es por mucho, el mejor lugar de mi vida, el cual siempre tendré pendiente hasta el día de mi muerte, y cuando muera, mi espíritu llevara la marca de Playa Dorada, la playa que me hizo volver a encontrar el sentido a mi vida.

Como única petición que le hare al mar, entrare esta carta en una botella y la pondré a flote en sus olas, una vez haya tomado largo rumbo en el mar, sea sepultado en su centro y este lea lo que significaste para mí y así me de la oportunidad de volver a verte, volver a ver la mujer que amo.  

Con mucho amor,

Marcos