Desacorde perfecto







Su nombre no me sabía. Hermosa estaba. Un brillo de su cráneo, vislumbraba aquel hermoso pelo que tenía y que comenzaba hacer su aparición, otra vez. 

Una vez vista, muchas cosas a mi mente llegaron. Su brillo perdía, por imperfecciones que de fabrica ya vienen.

Ella no tenía la culpa, aunque aceptaba su derrota; eso podía ver. Se le veía que tenía una chispa, pero las situaciones cambian al ser humano, a veces no sabe enfrentar lo que se le pone o simplemente a veces es inevitable enfrentarlo cuando mucho se pasa.

Lloraba con sus dedos presionados a sus párpados, tratando de evitar que aquel líquido emergiera. Era imposible, salieron no a montones, si no a gotas que eran puro dolor, cansancio y quien sabe hasta depresión. 

No era fácil, eso decían. No me ha tocado vivir aquello pero se me congelo el corazón, era inevitable observarla reflejada en aquella ventana de aquel transporte. 

 Se podía notar que lloraba. Estaba destrozada.

No era igual a cualquier ser humano, en el sentido más fisiológico. Su diferencia radicaba en su interior y que ya comenzaba hacer efecto en su exterior. 

Aquella diferencia, la hacía genuina pero no era la única. Quizás ya se sabía que tenia pero en aquel transporte habrían muchos que algún día aquella noticia tendrían, quizás a tiempo pero también tarde. 

 No sabía quiénes pero eran algunos. Quizás podía ser yo. No sé lo que siente tener alguien así. No se que es tener algo así. Algunos irradiaban felicidad, aunque se sabia que le dolía. Otros no podían ocultar. 

A veces las fuerzas para mantenerlos felices se desgastaba y hasta ellos necesitaban su espacio para desahogarse. No se sentía bien interiormente lo que le provoca no vislumbrar a quien la viera. 

No la culpo, pero me provoco unas ganas inmensas de abrazarla y decirle que luchara lo más que pudiera. Me tragué mis lágrimas. Me la imaginaba oponiéndose a mi abrazo. Fue inevitable observarla por ultima vez, aunque su sollozo había pasado. 

Su brillo perdido con un culpable interno. Quizás fue tarde, ya las quimioterapias la aniquilaban. Quizás ya no quería batallar más. Era mirada diferente, tratada diferente, por más que quisiera que así no fuera. 

Una mirada era suficiente para comprobar que ella, tenía cáncer.

Si, ella tenía cáncer.

Mi mirada nunca se alejó de ella, aún seguía observándola reflejada en aquella ventana. Ya casi mi parada se acercaba. 

Al mirar el trayecto restante, repentinamente volví a enfocarme en ella. Algo llamó mi atención. La comisura de mis labios se elevó con muestra de asombro. 

No podía creer lo que vi. Fue impactante, mucho más que eso, salió un pequeño respiro ahogado de mí, que provoco que me viera; rápidamente caminé hacia la puerta, necesitaba irme, aunque deseaba volver a enfocarla y comprobar mis sospechas.  

Lo hice, y la vi acariciando aquel bulto que su blusa no podía ocultar. Sonreía, muy poco. Líneas muy delgadas de aquel liquido salado al cual llamamos lagrimas salían de sus ojos, aun así brillaban por lo que pronto vendría.

Estaba embarazada... 

-“Siguiente parada…..”-

Me tocaba salir, aunque no quisiera.

 
-Exacta discrepancia, divergencia…Desacorde perfecto.- susurré hacia mí. 

Miré mi figura espejo en la ventana de la puerta, la cual se deslizaba para darme paso. La vi mirándome y esbozar la sonrisa más sincera que he visto en mi vida.


Unknown

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