Cartas de ensueño 4.
En este momento que te alejas de mi vida no he tenido la oportunidad de expresarme con nadie y decir lo que estoy sintiendo. Nunca imagine que alejarme de ti dolería tanto que me abriría el pecho y secaría mi alma.
En este momento que te alejas de mi vida no he tenido la oportunidad de expresarme con nadie y decir lo que estoy sintiendo. Nunca imagine que alejarme de ti dolería tanto que me abriría el pecho y secaría mi alma.
Sentí el aire denso y frió, la
noche más oscura de mis días, por más que estuve acompañado me sentí solo,
trague mis ilusiones, sueños y deseos contigo los cuales en un momento me
llenaron de alegría, hoy solo sabían a dolor, aquel que dice “Los hombres no
lloran” nunca ha amado con todo su corazón.
Apartarme de la persona que más
quiero tener cerca, menuda estupidez ¿No?, a toda vista si lo es. Pero, qué
haces cuando das todo y no recibes lo mismo, cuando suspiras un nombre y ella
apenas recuerda el tuyo, cuando pierdes el aire imaginando un beso y ella solo
quiere hablar, donde una mirada te pone los pelos de punta y para ella no
significa nada.
Aun te pienso a diario, no lo
negare, eres el amor de mi vida, has dejado huellas en mi corazón, pero no de
las que se hacen en el mar las cuales el agua se traga y se olvidan, o el
viento se las lleva. Las huellas que dejaste son de las que se hacen en
pavimento que se marcan para toda la vida y aunque se llenen de polvo, lodo,
agua o todo tipo de sucio, siempre estarán ahí.
Jamás te desearía el mal, oro por
ti cada noche y aunque algún día lo dejare de hacer no querrá decir que quiera
lo peor para ti. Solo sé que no encontraras a alguien que sienta tanto como lo
he sentido yo por ti. Quizás ese fue mi problema, sentí demasiado.
Una vez haber expresado lo mucho
que sufrí no queda más que concluir deseándote lo mejor. Cuídate mucho, si
alguna vez decides arriesgar, vivir, sentir y amar estaré ahí para el llamado.
Gracias por enseñarme lo que es el amor puro y real, por enseñarme a intentarlo
con todas mis fuerzas, por enseñarme el sabor de la derrota y la esperanza, por
enseñarme a soñar y suspirar.
Siempre quiero que tengas en tu
mente que mi corazón te pertenece, lleva tu nombre mi alma y que te amo.
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